Trabajos

¡Cada uno con la suya!... ¿hacia dónde va la Responsabilidad Civil?
Comentarios a un artículo de Guido Calabresi.

Por Gustavo Rodríguez García.

El pueblo no renuncia nunca a sus libertades
sino bajo el engaño de una ilusión.
Edmund Burke.

Preguntarnos sobre el fundamento que debe inspirar –o mejor- que de hecho inspira el sistema de responsabilidad civil extracontractual puede parecer tarea sin sustento; pero en verdad, tiene profunda trascendencia ya que la tendencia por la que se opte en esta materia, nos dará un indicador claro del tipo de sociedad ante la que nos encontramos y las prioridades de la misma.

En efecto, nos encontramos lejos de aquellas épocas en las que las ideologías puras tenían el monopolio de las ideas y de las respuestas a los problemas. La sociedad nos exige asumir las soluciones más convenientes conforme al problema presentado, y es que el Derecho es –o debe ser- una herramienta que solucione problemas eficientemente.

En este sentido, Guido Calabresi expone en un artículo suyo las razones por las que considera que la Responsabilidad Civil es la ley de la sociedad mixta. Una sociedad que se define como mixta, por no tomar partido ni por aquellas posturas colectivistas puras ni por posturas absolutamente contractualitas. Es una sociedad, y una Responsabilidad Civil, que mezclan decisiones individuales y decisiones colectivas conforme al supuesto que se le plantee.

Como se expuso anteriormente, la Responsabilidad Civil se aleja –conforme lo expone el autor comentado- de las posturas absolutas sobre la materia. Bajo dicha óptica, ello encontraría coherencia con la búsqueda de reducción de costos de transacción, en tanto a) sería demasiado costoso contratar con todos la solución a los potenciales problemas que deriven responsabilidad y b) sería demasiado costoso decidir por todos, imponiendo controles a priori de las conductas supuestamente no deseadas.

De esta manera, asumir una postura colectivista pura o contractualista pura elevaría los costos a niveles prohibitivos reduciendo la eficiencia del sistema y perdiendo su validez –creemos- como herramienta útil de solución de problemas.

Hasta aquí, los comentarios de Calabresi nos parecen pertinentes y adecuados. Sin embargo, el autor expresa que si bien es cierto, la marcha hacia esa Responsabilidad Civil mixta continuará, existe mayor factibilidad en la postura colectivista que en la postura contractualista.

Al respecto, debemos decir que consideramos muy difícil que el Estado pueda abocarse enteramente al pago de indemnizaciones y a la regulación ex ante de las conductas no deseadas comúnmente. El individuo es maximizador racional de beneficios y además, un evitador de riesgos nato. La distribución del riesgo debe partir de la premisa de quien está en mejor aptitud para afrontar dicho riesgo en tanto las consecuencias de la decisión asumida generen el mínimo de costos al colectivo. Es claro, que no estamos abogando por una suerte de privatización del Sistema de Responsabilidad Civil, pero si consideramos que la libertad individual debe ser el eje que permita delimitar conductas y reparar daños.

Nos explicamos. El individuo es libre para conducir ebrio, pero pagará una indemnización por el daño que cause. Por otro lado, si el peatón está ebrio también y cruza la calle en dicho estado, será responsable, pero es sin duda libre para embriagarse. En tal sentido, no encontramos lógica en la idea de multar a aquellas personas que conduzcan con cierto grado de alcohol en la sangre. No se reprime el hábito de la bebida, se indemnizan los daños cuando estos se produzcan y en tal sentido, se debe preferir un Sistema de Responsabilidad Civil que se rija por una presunción a favor de la libertad individual, que a fin de cuentas hace responsable a cada quien de los daños que cause.

Finalmente, el autor acepta que aquellas posturas que abogan por un Estado Asignador están en franco retroceso y considera que una responsabilidad matizada seguirá abriéndose camino. Compartimos la idea de que la Responsabilidad Civil existirá y que no solo colocará responsabilidad en quien pueda asumir los daños a más bajos costos; dicho sistema se abrirá camino hacia una Responsabilidad Preventiva que permitirá potenciar los mecanismos de reducción de costos anticipadamente (seguros obligatorios). Estos seguros serán de responsabilidad de cada uno (potenciales victimas), cubriendo los potenciales daños que pudieran sufrir y vendrán impuestos por la necesidad individual de autoprotección.

La ilusión del Estado que sabe más que los individuos ha entrado en etapa de rigor mortis (se podría decir que Estados bajo esta óptica han sufrido una suerte de Deseconomia de Escala generalizada que finalmente los ha llevado a la ruina), y ha dado paso a la idea de que el individuo sabe más sobre los riesgos que está dispuesto a aceptar o no.

Por otro lado, si creemos –con el autor- que el Sistema de Responsabilidad seguirá en la senda de la mixtura expuesta, lo cual redundará en la colectividad pero no porque sean fines colectivos los causantes de dicho sistema. Y creemos que está bien que redunde en fines colectivos, pues si no fuera así, si la regla fuera “cada uno con la suya”, los incentivos para ser efectivamente responsables frente al otro se perdería en tanto careceríamos, a su vez, de incentivos para ser responsables ante nosotros mismos. Nuestra falta de información no nos permite realizar una evaluación del riesgo fidedigna que permita predecir cuando sufriremos un daño y cuando lo causaremos. En tanto eso sea así – que seguramente será por un buen tiempo más- ambos absolutos deben informarse para diseñar soluciones eficientes ante las coyunturas de la vida, para que los daños se paguen y las libertades se preserven.